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| Ana Mendoza (Agencia Efe)

El español: Una lengua en plena expansión

Pasárselo cañón, libro electrónico y jet lag figuran entre las novedades incorporadas al Diccionario de la lengua española.

Expresiones y voces coloquiales como animal de bellota, estar al loro, vender la burra, costar un riñón, muslamen y cultureta han sido incorporadas en los últimos años al Diccionario de la lengua española y demuestran el interés de las 22 Academias de la Lengua por estar atentas al lenguaje de la calle y por reflejar la vitalidad de un idioma que hablan casi 500 millones de personas en el mundo.

El Diccionario de la Real Academia Española es quizá la principal obra de referencia de la comunidad hispanohablante, pero no es la única.

La Nueva gramática, publicada recientemente tras once años de intenso trabajo por parte de las instituciones encargadas de velar por la unidad del español, y la ortografía, cuya nueva edición podría estar acabada en breve, son también códigos importantes para quienes quieran profundizar en el conocimiento de esta lengua.

Desde hace más de diez años las 22 Academias han trabajado de forma conjunta en la preparación de estas importantes obras y de otras como el Diccionario panhispánico de dudas, publicado en 2005, o el Diccionario de americanismos, editado en 2010.

Esta política panhispánica le da una fuerza especial a las obras académicas, que cada vez son más representativas del español que se habla en el mundo entero y no sólo del de España, como sucedía hasta hace bien poco.

VEINTIDÓS ACADEMIAS AL SERVICIO DE LA UNIDAD DEL ESPAÑOL.

Víctor García de la Concha lleva doce años al frente de la Real Academia Española y ha sido uno de los principales impulsores de esa labor conjunta de las 22 Academias, que ya no tiene vuelta atrás.

Hace unos días, el director de la RAE, que en diciembre concluye su tercer y último mandato, aseguraba que, «sin la menor duda, lo más importante» que ha propiciado la Academia es la política panhispánica.

Y ese logro «es lo que la sociedad valora y es la gran obra de todos estos años: la unidad de todas las Academias al servicio de la unidad de la lengua», subrayaba el director.

Gracias a esa política lingüística, los hispanohablantes, sean del país que sean, se sienten representados en las grandes obras académicas, y la prueba es que la edición digital del Diccionario recibe cada día un millón de visitas, el mayor número de ellas procedentes de México. Por algo este país supera los cien millones de habitantes.

En el 2001 se publicó la última edición impresa del Diccionario de la Real Academia Española (la próxima está anunciada para el 2013, año del tricentenario de la Academia española), que ya contaba con unos 5.600 americanismos nuevos.

Las avances tecnológicos permiten la actualización periódica en la red del DRAE, como puede comprobarse en la página web de la Academia (www.rae.es). En estos nueve años las 22 Academias han aprobado más de 19.000 enmiendas, muchas de las cuales son palabras o formas complejas que entran por primera vez en el Diccionario.

METER LA GAMBA Y PAGANINI.

Así, además de las ya citadas, se han admitido expresiones coloquiales como pasárselo cañón, meter la gamba, fauna nocturna, matar al mensajero, animal de bellota o chiste verde; voces del tipo de paganini, meloncete, curalotodo, neura, subidón, y términos propios de América como aeromoza, bluyín, blúmer y nocaut.

Internet ha revolucionado las comunicaciones en el mundo entero y ha facilitado hasta límites indecibles la preparación de estas obras académicas. Por la puerta grande entró internet en el Diccionario, en el que figuran ya correo electrónico, digitalización, chat, colgar, descargar, maximizar o minimizar .

El libro electrónico va ganando adeptos poco a poco y esa expresión fue una de las novedades que, desde finales del pasado mes de julio, se incorporaron a la versión digital del Diccionario, como también lo hicieron jet lag, abducir, antiespañol, grafitero, homófobo, extramatrimonial o abandono de familia, entre otras muchas.

El matrimonio homosexual está avalado por la ley en países como España y Argentina, y esa expresión figurará en la próxima edición impresa del Diccionario.

«La Academia no legisla, no crea leyes, no crea realidades. Simplemente introduce en el Diccionario acepciones y términos que están en el lenguaje. No emite en relación a ellos ningún juicio de valor, actúa con la más absoluta de las objetividades», pero teniendo en cuenta que cualquier decisión «afecta a una comunidad de 450 millones de personas», afirmaba el secretario de la Real Academia Española, Darío Villanueva, a finales de julio.

EL DICCIONARIO DE DUDAS Y LAS TOP MODELS.

Panhispánico cien por cien fue el diccionario de dudas que se publicó en el 2005, que trata de dar respuesta a las 7.000 dudas más frecuentes que tienen los hispanohablantes y que hacía propuestas valientes en el campo de los extranjerismos.

Así, las Academias proponen términos como supermodelo, tablavela y consultoría en lugar de los anglicismos top model, windsurf y consulting, y sugieren adaptaciones gráficas como pirsin, yacusi, suvenir, metre y zum para los correspondientes extranjerismos. ¿Triunfarán estas propuestas? El tiempo y los hablantes lo dirán.

Los países hispanoamericanos cuenta por fin con un diccionario académico propio: el Diccionario de americanismos, que vio la luz hace unos meses, y que con sus 2.400 páginas y sus más de 70.000 entradas, supone «el mayor esfuerzo realizado hasta ahora por mostrar la riqueza léxica de América», según señalaba recientemente el director de esta gran obra, Humberto López Morales.

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