Noticias del español

| Agustina Boldrini (La Voz.com, Argentina)

«Bullying»: una palabra que encierra un concepto

Según una definición desarrollada en Estados Unidos en el 2001, tiene tres características distintivas: un estudiante se dirige a otro, entorpece su participación en clase y le hace sentir temor constante a sufrir alguna agresión.

Esta semana hemos recibido, por correo electrónico, el comentario de Humberto Virga, quien nos planteaba si era necesario el uso de la palabra bullying, teniendo en cuenta la riqueza de nuestro lenguaje.

Para comenzar, nos vamos a remontar al origen del término. Allá por la década de 1970, el Gobierno de Noruega le encargó a Dan Olweus, profesor de Investigación en Psicología de la Universidad de Bergen (Noruega), un estudio sobre la explosión de casos de violencia en la escuela. Se trataba de situaciones en las que un alumno era agredido física o verbalmente por otro. Este escenario de acoso escolar entre pares fue llamado bullying por el investigador.

Etimológicamente, hay varias corrientes que explican de dónde viene esta palabra. Una señala que su raíz está en la voz inglesa bull, que alude al toro. De este modo, se contempla la fuerza de este animal para arrollarlo todo.

Otra (con la que estoy de acuerdo) sostiene que bullying deriva del inglés también, pero del verbo bully, que significa ‘intimidar’ (en gerundio, que se forma con el infinitivo más -ing y se traduce ‘intimidando’).

Otra línea va por el mismo lado que la anterior; es decir, entiende que su origen está en el verbo bully, pero advierte que puede tener un costado ‘picante’, ya que significa ‘fanfarronear’.

[…]

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