Podemos, eso sí, tener siempre en cuenta esta máxima que tan claramente nos indica la Ortografía de la lengua española de 2010:
… la mayúscula es la forma marcada y excepcional, por lo que se aconseja, en caso de duda, seguir la recomendación general de utilizar con preferencia la minúscula.
Los usos en los que no hay duda, en los que sí es obligatoria, se resumen en delimitar enunciados (condicionada por la puntación), marcar nombres propios o expresiones denominativas y formar siglas. No vamos a entrar en el desglose de cada epígrafe, desarrollados ampliamente por la Academia y al alcance de cualquier mortal por la misma vía que haya llegado hasta aquí. Nos vamos a centrar en algunos usos incorrectos, en ocasiones muy extendidos, con una causa común.
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