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| Agencia EFE

Adela Cortina: el esfuerzo por el lenguaje claro es una exigencia ineludible

El esfuerzo por el lenguaje claro ha sido una necesidad permanente, pero se ha convertido en una exigencia «ineludible» en el actual «tiempo nuevo», ha afirmado hoy la catedrática de Ética y Filosofía de la Universidad de Valencia, Adela Cortina.

Cortina, Premio Nacional de Ensayo en 2014 y primera mujer que ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ha pronunciado la lección inaugural del XII Seminario Internacional del Lengua y Periodismo, organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente (promovida por la Agencia EFE y BBVA), y que ha inaugurado la reina Letizia.

Ha citado «el derecho de cada persona a comprender aquello que le afecta para poder asumir su respuesta de forma autónoma» y «el derecho a que su respuesta sea tenida realmente en serio por personas, con nombres y apellidos, que se hacen responsables de ello».

Cortina ha afirmado que recurrir a «un lenguaje claro, llano y bien cuidado» es una cortesía y un deber indeclinable de los gobiernos, las administraciones públicas, los poderes del Estado, como el legislativo y el judicial; los profesionales, los medios de comunicación, las empresas y las entidades financieras.

«Es, sencillamente, una exigencia de justicia, porque resulta imprescindible para que los afectados en cada campo puedan ejercer su autonomía, que supone comprensión y posibilidad de participación activa», ha explicado.

La exigencia de claridad, ha añadido, es un derecho de los afectados en aquellos ámbitos en los que las decisiones tienen consecuencias relevantes para sus vidas y en los que los hablantes o escribientes han contraído una especial obligación con ellos.

Ha asegurado que la comunicación clara genera un vínculo de confianza entre los distintos poderes del Estado y los ciudadanos; y ha abogado por «redactar los textos situándose en el lugar de los destinatarios, pensando en sus necesidades, intereses y perfiles»; y por «verificar si los mensajes son comprensibles recurriendo a mecanismos de participación».

Respecto a los gobiernos y las administraciones públicas, ha dicho que suelen utilizar en sus documentos «una jerga de rufianes», con «un lenguaje abstruso y unilateral», aunque “tal vez lo hagan sin intención».

A ello ha sumado «el lenguaje judicial, hermético, duro y casi ofensivo, que ignora, de hecho, la presunción de inocencia»; la reclamación de claridad en el lenguaje sanitario y textos comprensibles en el mundo empresarial y financiero.

«La claridad es derecho de los afectados y obligación de los poderosos, pero también la veracidad es derecho de los primeros y obligación de los segundos», según Cortina.

Ha apostillado que se necesita la claridad, «más todavía en nuestras sociedades democráticas y a la altura del tercer milenio», pero «para alcanzar la plenitud de la vida son indispensables también la veracidad, la verdad y la justicia».

Ha defendido que en el siglo XXI, en sociedades democráticas y pluralistas, «no es de recibo» recurrir a jergas excluyentes y predicar a la vez el discurso de la inclusión.

Y sobre todo en ámbitos tan necesitados de lenguaje inteligible y llano como son los de la administración pública, el mundo legislativo, la educación, las entidades financieras, la sanidad, las empresas, las redes y los medios de comunicación.

«Es el entendimiento mutuo entre los sujetos del habla el que debe dirigir la vida pública y también el quehacer científico, técnico y profesional», según Cortina.

 

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