Los criterios ortotipográficos son similares a los de una obra literaria. Sin embargo, es algo más complicado determinar cómo organizar los datos y depende de a qué se quiere dar relevancia. Las indicaciones que siguen son orientativas y el formato exacto podría depender del estilo de cita concreto.

Normalmente, en música moderna o jazz el autor es el intérprete y en música clásica es el compositor. Luego viene el título del disco, y luego otros responsables (como los intérpretes en la música clásica, que es un dato esencial en este tipo de música). Finalmente vienen el sello discográfico y el año de producción (que viene marcado con una P en un círculo); a veces tras el sello se da la referencia, que viene a ser el equivalente del ISBN en los libros, pero que en los discos tiene más relevancia. Por ejemplo:

Beethoven, Ludwig van: Sinfonía n.º 9 en re menor, op. 125, Orquesta Filarmónica de Berlín, Claudio Abbado (dir.), DG, 2000.

Mecano: Descanso dominical, Ariola, 1989.

En ocasiones se puede cambiar el orden de los responsables, en función de las prioridades (por ejemplo, si se habla de directores se puede encabezar la entrada de arriba con Abbado, Claudio, y pasar el compositor tras el título). Hay discos que no tienen título y que incluyen dos o tres obras; en estos casos lo importante es aplicar las normas anteriores de forma que la información quede clara. En ocasiones también se da el soporte (LP, CD, DVD-Audio, SACD…).